Angelito o diablito: tomar decisiones en la vida adulta y en la pareja
La adultez se caracteriza por la autonomía, pero también por la responsabilidad de tomar decisiones que marcan el rumbo de la vida. Muchas veces, esas decisiones generan un debate interno: la voz del "angelito" que invita a actuar con prudencia y la del "diablito" que empuja hacia el deseo inmediato. En la pareja, este diálogo interno se vuelve aún más intenso, porque las decisiones no afectan solo a uno, sino a los dos.
El angelito y el diablito internos
- El angelito: representa la voz de la conciencia, los valores, las normas sociales y la búsqueda de estabilidad.
- El
diablito: simboliza el impulso, la pasión, la
espontaneidad y, a veces, la transgresión.
Ambos son necesarios: el problema surge cuando uno de ellos domina por completo.
Dificultades al decidir
- Miedo a equivocarse y cargar con la culpa.
- Paralización por exceso de análisis.
- Actuar por impulso y arrepentirse después.
- Conflictos en la pareja cuando las decisiones no se conversan o se imponen unilateralmente.
Cómo lograr un equilibrio
- Escucha consciente: reconocer ambas voces internas y evaluar qué aportan.
- Reflexión conjunta: en pareja, conversar sobre decisiones importantes sin descalificar al otro.
- Asumir la responsabilidad: aceptar que toda elección implica consecuencias.
- Buscar apoyo terapéutico: cuando las decisiones generan ansiedad excesiva o bloqueos constantes.
En la vida en pareja
Las decisiones compartidas —mudarse, tener hijos, invertir en un proyecto— requieren integrar razón y deseo, prudencia y riesgo. La pareja madura no elimina el debate, sino que lo transforma en diálogo constructivo.
Conclusión
El angelito y el diablito internos no son enemigos: representan la tensión natural entre la prudencia y el deseo. Aprender a integrarlos, y conversar en pareja sobre sus implicaciones, es parte del crecimiento adulto y de la construcción de una relación sólida.
Atenea Anca
Psicóloga, sexóloga, terapeuta de parejas y directora de la Clínica de la
Pareja

