Niños en la cama: efectos en la pareja y cómo poner límites sanos
Acostarse con los hijos pequeños puede parecer una de las experiencias más dulces de la crianza. Verlos dormir, despertar con ellos y compartir esos momentos íntimos genera ternura y apego. Sin embargo, cuando se convierte en una práctica constante, también puede afectar la relación de pareja.
Los beneficios de compartir la cama con los niños
- Refuerza el apego y la seguridad emocional en los hijos.
- Brinda tranquilidad en etapas de miedos nocturnos o despertares frecuentes.
- Puede facilitar la lactancia y el descanso de los padres en los primeros meses de vida.
Impacto en la relación de pareja
- Pérdida de intimidad: la cama deja de ser un espacio exclusivo de la pareja.
- Disminución de la vida sexual: la presencia de los niños reduce la espontaneidad y el deseo.
- Desgaste emocional: uno o ambos pueden sentir frustración por la falta de espacio propio.
Cómo poner límites saludables
- Definir etapas claras: compartir la cama en ciertos momentos (ej. lactancia) sin convertirlo en un hábito indefinido.
- Crear rituales de sueño: acompañar al niño en su cuarto hasta que concilie el sueño.
- Espacio para la pareja: recuperar la habitación como lugar de intimidad y descanso compartido.
- Comunicación conjunta: decidir en pareja cuándo y cómo hacer la transición.
El equilibrio necesario
No se trata de demonizar el colecho ni de verlo como un error, sino de reconocer que la relación de pareja también necesita espacio. El reto está en balancear el bienestar de los hijos con la intimidad conyugal.
Conclusión
Dormir con los niños puede ser una experiencia entrañable, pero la pareja también requiere un lugar propio para cultivar la intimidad y mantener la conexión. Establecer límites sanos asegura que tanto los hijos como la relación crezcan en un ambiente seguro y equilibrado.
Atenea Anca
Psicóloga, sexóloga, terapeuta de parejas y directora de la Clínica de la
Pareja

